¡Hola!

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       ↓ No 

A mí tampoco.

La última vez que tuve uno en mis manos fue en una feria de empleo, concretamente el mío. Pensé en ir para hacer “buzoneo”, así que imprimí unos cuantos y me dirigí al recinto con olor a tinta entre los dedos.

No recibí ninguna llamada. Y es normal.

Por aquel entonces no llegaba a los dos años de experiencia en ninguna parte. Pero eso no era lo peor. De camino sabía que nadie iba a llamarme y tenía mucho que ver con las cosas que no decía.

Ahora casi nadie lleva currículums en mano, pero lo instantáneo, lo exprés, se mantiene en el entorno digital. En la época de Twitter y TikTok no hay espacio para enviar “cartas al rey”. Y tampoco creo que sean necesarias. Ni útiles.

El otro día revisé el mío y me planteé si en una cara se muestra la experiencia vital de una persona. La pregunta era inevitable: 

¿Existe el modo de contarlo todo sin llegar a aburrir?